De hecho, esta década se caracterizó por un crecimiento creciente en los mercados financieros donde la especulación se había apoderado de la economía productiva. Los inversores ya no buscaban dividendos generados por acciones y participaciones en empresas con actividad productiva regular, buscaban plusvalías de la actividad especulativa a corto plazo (comprando por la mañana para vender por la noche). Esta transformación en la filosofía de los inversores y en la actividad fundamental de los mercados generó burbujas de liquidez sobre los instrumentos financieros destinados a especular y no a financiar la economía real. Este sistema acabó provocando el crash del 24 de octubre de 1929, cuyas consecuencias todavía todos conocen.

Además de esto, necesitará saber más al respecto.

El crecimiento desproporcionado de la burbuja financiera y la escasez de mercados, impulsó a algunos think tanks a dar la alarma, y ​​es así como algunos analistas de la época, viendo el peligro de la financiarización de la economía, han emprendido campañas de información, a través de la creación de grupos de presión y acciones de economía preventiva, es decir, promover la diversificación sectorial y geográfica de las inversiones, y focalizar la atención en América Latina, donde una determinada cantidad de materias primas ubicadas en su suelo, serían prioritarias en el futuro, y esto en con el fin de preparar una explotación racional y sustentable de los recursos que también permita el desarrollo de las fuerzas productivas de los países productores, elemento clave de los equilibrios geoestratégicos Desde nuestra era.